
No se puede afirmar que me engañaba cuando me mentía, desde el primer día tuvo la cobardía de avisar. De su noche se espera un broche de promesas incumplidas. Mejor no equivocarse, no me pidas jamás lo que no doy, ya sabes cómo soy y si quieres me voy dijo cuando acabo de desnudarse. Maestro en confundir al diablo y al rey de los altares. Callada por respuesta cuando jugué al dolor de corazón. Ya ves, llegar a fin de mes no era firmar un parte de sucesos, se trataba más bien de envejecer huérfana de sus besos con fantasmas que aprenden a crecer, abrazos que se mueren por volver.
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